Todavía hoy recuerdo aquellas semanas en las que la polémica ley antitabaco parecía ser el tema de moda en todos los telediarios. Dueños de bares que protestaban por haber tenido que hacer reformas en sus bares por una ordenanza anterior que les hizo habilitar zonas para fumadores y no fumadores. Fumadores quejándose de que no había derecho, que iba contra la libertad de la persona misma. Dueños otra vez diciendo que se arruinarían si no les dejaban permitir fumar a sus clientes. Bares que pasaban a transformarse en clubes (o algo por el estilo). Denuncias por no cumplir la mencionada ley. Y, en menor medida, siempre aparecía algún no fumador alegre, contento por su salud y las de los demás. Tras dos semanas de verlo a diario en todos los noticieros, el tema parecía haberse calmado, parecía haber quedado en el fondo de un cajón, en lo más profundo del olvido, si se me permite.
Unos meses después, recuerdo haber leído artículos y haber visto encuestas en las que decían que miles de personas habían dejado de fumar ante la situación cada vez más restrictiva. Además, también emitieron pequeños reportajes de dueños de bares que afirmaban mantener la misma clientela de siempre. Y, cómo no, ahí estaba el no fumador, más alegre si cabe que las primeras veces que le entrevistaron y respaldaba la ley. Estaba contento porque por fin algo impulsado desde nuestro gobierno había “funcionado”.
El otro día, leyendo la prensa digital, encontré un artículo donde aparecía que, el entonces candidato a la presidencia de nuestro país por parte del PP y, a día de hoy nuestro presidente, don Mariano Rajoy, quiere meter mano a la ley antitabaco para “suavizarla”. Ante tal noticia solo he podido reírme resignado. Cuando esta ley, que tan polémica fue al instaurarse, había conseguido sus propósitos y, la gente ya la había aceptado y asumido, es momento de “suavizarla”. La verdad que yo aquí solo veo la búsqueda del beneficio que se consigue con los altos impuestos del estado sobre el tabaco. Me parece genial que se busquen formas de donde sacar dinero pero, veo como una gran calamidad hacerlo a costa de la salud de las personas. No hay que olvidar que el tabaco es una droga y las numerosas enfermedades respiratorias que causa y, por encima de todo, no hay que olvidar que no únicamente afecta al fumador, a ese “amigo” de la nicotina, también afecta a aquellos que están cerca del fumador. Pero bueno, no pasa nada, a los fumadores que enferman a causa del tabaco siempre se les puede negar la sanidad pública y, así, incentivaremos la sanidad privada ya que, parece ser que tan solo importa el trabajo. El trabajo y el dinero es lo realmente importante. ¿Para qué nos vamos a preocupar de temas tan triviales cómo la salud de las personas o la educación, por ejemplo?
Sinceramente, espero que muchas de las promesas y de lo que han dicho muchos políticos no se cumplan, cosa que suele pasar.
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