-!Buf…! Otra noche más sin dormir, tío…
-¿Otra más? Ya te dije que no tienes que comerte la cabeza…
-Lo sé. Pero no lo puedo evitar. ¿Te acuerdas que te dije que no tenía sentido decírselo?
-Sí…
-Pues ahora tengo más ganas que nunca, creo que se lo diré.
-Bien, allá tú. Si te quedas más tranquilo díselo.
-Pero claro, es que por otra parte es un sinsentido. Es decir, significaría mucho, demasiado pero, ¿realmente me serviría para algo? Ya me entiendes, me quedaría igual, nos quedaríamos igual…
-Pues entonces no se lo digas…
-Bueno, en realidad no me quedaría igual y espero que ella tampoco… pero es que al final voy a reventar. De hecho creo que me está saliendo un bulto en el cuello…
-Estás loco.
-Lo sé. Ojalá fuera más fácil…. ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué motivo siempre voy hacia los imposibles?
-No lo sé.
-Aunque bien visto, no hay nada imposible… ¿Debería esperar unos meses a ver si cambian las cosas?
-Ya sabes mi opinión. Tú decides.
-A ver, es que nos llevamos muy bien y precisamente por eso no quiero liarla… Está claro que me gustaría llevarme mejor pero la situación es complicada…
-Pues no se lo digas.
-¡Pero quiero!
-Entonces díselo.
-Sabes que no puedo… de momento.
-Pues ya no sé que decir…
-¡Mira! ¡Está nevando!
-Sí… ¿y eso a que viene?
-Era muy importante que nevara.
-¿Por?
-No lo entenderías… Bueno, me voy a ver si duermo que la nieve me ha dado esperanza…
-¿Esperanza? Pe…pe… pero… Tienes razón, estás loco.
-Lo sé.
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