sábado, 23 de marzo de 2013

No me gustas cuando callas porque estás como ausente

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Siempre pensé que esos versos de Neruda mentían, a nadie le gusta el silencio y mucho menos el de aquellas personas que son mucha más que un grano de arena en el desierto o una gota de agua en el océano para nosotros.

“Necesito estar solo, déjame” decimos muchas veces, pero es mentira. Queremos que nos molesten. Queremos pedir soledad y que nos den compañía. Simplemente pensemos en el prototipo de persona que vive sola, aislada de la compañía de los demás, sabemos que no es feliz, al menos no lo aparenta. Y creedme, para ser feliz, hay que aparentarlo. Simulad ser felices y haréis felices y haciendo felices, seréis felices. Es fácil. Es sencillo. Es recíproco. Podéis pensar que así, consiguiendo la felicidad a partir de una apariencia, os estáis engañando, estáis engañando al mundo y en parte es cierto. Pero da igual. Lo que empezó siendo una apariencia, un sueño, una ficción, ha creado una realidad. Eso es lo importante. Todo camino empieza desde un primer paso y no importa dónde estés, lo que importa es que puedes llegar al lugar que quieras, lo importante es tu destino. Lo importante es que las personas que te importan no estén ausentes en el presente de ese viaje.

Sin duda, nuestra vida es un viaje, un viaje que debemos y queremos hacer en compañía y por este motivo: “No me gustas cuando callas porque estás como ausente”

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