miércoles, 9 de noviembre de 2011

El de cuando la literatura es ficción

Todos hemos leído alguna vez en nuestra vida un texto, un fragmento, una novela, un frase, una poesía… cualquier cosa que no nos ha dejado para nada indiferentes. Y es que la literatura tiene eso, ese algo que nos hace de algún modo utilizar nuestra mente, nuestra imaginación y sentir cosas, vivir otras “realidades”, transportarnos a otros mundos que no sería posible de otro modo.

Hoy, todavía recuerdo una máxima que me enseñó una gran profesora: “La literatura es ficción”. Tenía toda la razón del mundo y cada vez lo veo más claro, casi transparente. Todo texto que encontramos es producto de la mente humana y, por mucho que hable de una realidad, al plasmarlo en el papel y leerlo otra persona, se convierte, bajo mi punto de vista en una ficción. Intentaré explicarme mejor. Cuando leemos una novela, construimos en nuestra mente todo ese mundo que el escritor o la escritora ha creado. Nos imaginamos los personajes, sus voces, los paisajes… de algún u otro modo, creamos el mundo con unas pequeñas pautas que nos ha dado el escritor pero, le aplicamos nuestra visión más personal, nuestra imaginación. Me comprenderéis mejor si pensáis en un libro que hayáis leído y del cual hayan estrenado posteriormente una película. Como no, la película, por muy buena que sea, siempre decepcionará nuestras expectativas. Esto se debe a que, el director, al realizar la película, ha aplicado su imaginación, su forma de ver la novela y los personajes y todo lo demás que en esta aparecía. Aquí se está restringiendo la capacidad de las personas de crear ese mundo ficticio, imaginario, al leer la obra. Así pues, es extremadamente lógico que una gran novela suela gustar más que la película de la misma y que, la película suela defraudar bastante a la gran mayoría de los lectores de la obra. Ésta es, sin duda, la magia de la literatura, la interacción del lector con la obra, ese esfuerzo imaginativo que debe de hacer, ese esfuerzo mental.

Pero podemos encontrar más magia en la literatura y, es el hecho de que, todo libro se escribe encadenando las palabras de un diccionario, jugando con ellas. Ésta es una de las claves de los escritores y escritoras, poder expresarse con las palabras. Puede parecer una nimiedad sin importancia pero, es más difícil de lo que pensamos expresarse adecuadamente para que todas las personas que leerán nuestro texto lo entiendan en todos sus matices. Este es el motivo por el que aprecio profundamente a esas pocas personas que saben escribir bien que, aunque parezca que son muchos, son más bien pocos. ¡Ojalá algún día pueda yo escribir y expresarme la mitad de bien que lo hacen esos pocos magos, esos pocos profesionales! Conseguir transmitir sensaciones y sentimientos a través de la palabra es muy complicado y sin embargo lo consiguen. Consiguen hacernos estremecernos ante la muerte de un personaje ficticio, consiguen que sintamos pena, alegría, dolor, melancolía a través de un poema… La lista de sentimientos que consiguen despertar en nosotros los escritores y las escritoras es increíble y algo que, cada vez consiguen menos.  Su labor haciéndonos ejercitar la imaginación es indispensable. Y a pesar de su magnífica tarea, la literatura pierde fuerza en nuestra sociedad. Puede que se escriba y se lea más que nunca gracias a las redes sociales e internet y, me parece bien ( de hecho si no fuera por internet esto que escribo ahora quedaría dentro de un cajón, lleno de polvo y, no lo leerían las dos o tres personas que lo harán a través de la red… Guiño ) pero debemos imaginar y vivir esa ficción a la que accedemos a través del papel y de la tinta. Debemos enriquecer la realidad y, esta es una de las labores principales de la imaginación y por lo tanto de la literatura.

Yo, sin pretensión de ser un buen escritor, doy las gracias a todos aquellos y todas aquellas que nos han hecho imaginar y que, al acabar de leer un libro y cerrarlo, nos hacen suspirar y no nos dejan para nada indiferentes ya que, nos han hecho vivir toda una ficción increíble pero que, sin embargo nos ha parecido algo tan sumamente real… Os invito a sentir el placer de imaginar y,recordad: “La literatura es ficción”.

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