Bueno, puesto que se me ha acabado la batería del Kindle, mientras se carga, me dedicaré a escribir un breve post, intentando contrarrestar las horas de lectura con las de escritura.
Circunstancias de la vida me han llevado a estudiar unos textos o temas donde se decía lo importante que son los actos de las personas. Nuestros actos nos definen y, por tanto, se puede afirmar que somos lo que hacemos. De esta primera propuesta, no habrá que ser muy perspicaz para darse cuenta de que, si somos lo que hacemos, aquello a lo que dedicamos nuestra vida, será lo que nos defina. Vemos pues, el importantísimo papel que tendrá nuestro oficio, nuestro trabajo. Será algo fundamental para construirnos como personas, para “edificar” nuestra forma de ser, para sentirnos realizados. Ahora bien, que todas las personas puedan dedicarse a aquello con lo que siempre han soñado es algo complicado (por no decir imposible ya que, creo que pocas cosas hay imposibles en este mundo pero queremos creer que son más de las que en realidad hay- si es que hay-). Muchas veces, acabaremos dedicándonos a algo mínimamente relacionado con lo que en realidad anhelábamos y otras veces, ni siquiera eso. Es duro y triste pero, cierto.
Es indudable que, para dedicarte a esto, tiene que permitirte por lo menos satisfacer unas necesidades básicas, mínimas. Pues bien, muchos oficios no lo permiten y de ahí que muchas personas no se dediquen a estos, no cumplan sus sueños y, tengan siempre cierta frustración por no haberse podido realizar como personas que son. Pero, es que, si añadimos que, ha llegado un momento en el que hay más de 5.000.000 de mujeres y hombres que no tienen oficio, que no tienen algo que hacer en la vida, que no pueden tener un proyecto, no sólo estamos hablando de una crisis financiera, no. Estamos hablando de una crisis de identidad, de una crisis en la propia constitución de lo que un ser humano es. No se le está permitiendo ya no satisfacer unos necesidades básicas, no. Se le está privando de ser humano.
La verdad, no tengo nada más que decir. Solamente puedo dar ánimos a que intentéis sentiros realizados/as como personas, que hagáis lo que de verdad os gusta y que, si no podéis hacerlo aquí, en nuestro magnífico país, España, vayáis más allá. Ya no vivimos en una villa, un pueblo, una comunidad, un país, un continente… Vivimos en todo un mundo y, viajar puede parecer complicado, nos puede costar enormemente dejar atrás parte de nuestro “equipaje” pero, si queremos algo, tendremos que luchar por ello y, si no es aquí, será en Pekín o en Pocón, pero será. Tenemos que ser personas y, alguien que no es capaz de hacer lo que quiere, nunca será una persona. (¡Aiba! Ya se me ha cargado el Kindle, me voy a seguir leyendo.
(Siempre acabo hablando de cumplir sueños y dando ánimos… voy a tener que pensar algo nuevo, estoy explotando demasiado el recurso optimista. )
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar!!! Cuantas más opiniones lea mejor visión del mundo tendré (o al menos eso intentaré).