domingo, 2 de febrero de 2014

El idiota

“Lluvia entre nube y nube,

tormenta de sol a sol”

Ya eran varias las semanas que estos versos encabezaban una página en blanco de mi cuaderno. ¿Por qué? No lo sé. Cuando doy con unos versos, los otros simplemente aparecen, la historia, el poema, se cuenta solo. Pero no puedo, no ahora. Soy incapaz de encontrar los versos perfectos, las restantes piezas del puzle. ¿Y si ya está? ¿Son suficientes esos dos versos? ¿Qué quieren decir? Los leo y me dicen todo, pero no puedo continuarlos, no puedo… ¿Puede llover entre nube y nube? No lo sé, pero me gustaría. Me gusta la lluvia. Me gustan las nubes. Eso sí lo sé. Tormenta de sol a sol, ¿es una tormenta que dura un día? Y la tormenta, ¿me gusta? Sí, supongo que también. Pero, ¿más o menos que la lluvia? No lo sé, es diferente.

Sé que ahora estoy contento, tengo ganas, entusiasmo. Ganas de vivir, entusiasmo por la vida. ¿No lo tenía antes? Sí, sí que lo tenía. Siempre he tendido a ser bastante feliz. Pero ahora es diferente. Miro estos versos y sigo sin poder seguirlos. No puedo continuarlos. Y el caso es que me siento más feliz y siento que cada vez lo seré más. Pero cuanto más profunda es esa sensación, más difícil veo acabar esos versos. Conforme me siento más feliz, empiezo a perder la capacidad de escribir. ¿Por qué? No lo sé. Hubo momentos en los que escribir era a causa de ser feliz. Otros en los que era la única manera de aguantar, pero ahora; ahora empiezo a no poder hablar, ni siquiera me apetece. Ahora tengo ganas de pararme en medio de la calle y mirar, fijarme en todo, respirar profundo y que no importe nada porque me sentiré feliz. Imaginar sin mirar, oír sin leer, hablar sin escribir, simplemente: sentir. Es raro, es diferente, pero solo sé que es así.

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