viernes, 3 de julio de 2015

Un texto diferente como siempre

Paseaba el bolígrafo entre sus dedos con una delicadeza bastante tosca. Estaba hecho de contradicciones. Amaba y odiaba, reía y lloraba, chillaba y susurraba, pero todo a la vez. Era una contradicción andante. Seguía con sus torpes expertos malabarismos con el boli a la vez que escribía en el teclado. Y el teclado donde escribía solo tenía cinco octavas y acababa escribiendo a la novena pasada de bolígrafo entre el pulgar y el meñique de diferente mano, de diferente pie, de diferente extremidad. Y se sentó en un banco, sobre la vieja griega que intentaba sacar dinero, dinero de una pensión casi inexistente para comprar sus pastillas, pastillas de alegría que le pasaría su camello en el que venían montados los reyes magos. Uno robaba oro, otro incienso y el otro birra. Conocidos alcohólicos anónimos, entraban al grito de policía no tan secreta. Mientras la discreta luz de los neones de aquella tienda de ropa de bebé iluminaba los probadores llenos de octagenarios que apenas tenían diez meses. E intentaba causar la risa, pero gritaba sufriendo del divertido dolor que suponía imaginar el fino y grueso borde de un folio cortando la córnea del ojo, del ojo de la cara, que el del culo es ojete, por grande que sea y ojazos son los suyos, por cerrados que los tenga. ¿Y si bajo en el ascensor? ¿Y si subo en el descensor? ¿Y si tiro de la cadena y aparece el perro? ¿Y si dice cuidado con el gato? ¿Y si me río de la obsesión? ¿Me puedo contestar una pregunta retórica? No. La gracia… ¿cuánto más para encontrar la desgracia? ¿Cuánto menos? ¿Y el sentido? ¿No es fingido? ¿Y lo morido? ¿Y lo vivido? En un momento dejó la tercera persona o la cuarta o la quinta, se pasó a la primera y desveló que escondía en secreto a voces el callar que hablaba de él… ¿Y la basura que se encuentra escrita? Y darse cuenta de que la gente escribe por obsesión… que cuando no sabe qué hacer y no puede no hacer nada coge algo, se vuelca en ello, se aprende el día en el que se cortan las uñas de los pies, se vuelcan y se dedican a ello… ¿Fanatismo? Puta locura cuerda para evitar caer en el éxito de la miseria. Enfermos curados, como un queso, como un jamón de cinco jotas aragonesas, si os quedáis demasiado, en el futuro estaréis pasados. Abrid la puerta, dejad encendido el ordenador, apagad la ventana. Se le cae, se le cae el bolígrafo verde de las manos… ¿No era verde? ¿Habéis leído bien? Vale ya, vivid, morid ahora, ya podéis, sí, sois locos cuerdos, dejaos de bellas mierdas. Morid. Ya. Ahora. Dejad de ser como sois, nunca cambiéis. Os lo pido, sed alguien, pero no seáis vosotros. De momento, ahora ya no, el bolígrafo rojo sigue paseando entre sus dedos, de una forma toscamente delicada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar!!! Cuantas más opiniones lea mejor visión del mundo tendré (o al menos eso intentaré).