miércoles, 10 de febrero de 2016

Piezas, mas que piezas

Abrazad este discurso porque no hay nada más cierto. Ya está, lo siento, os contaré la pura realidad. Cada vez que os sintáis especiales dad por seguro que luego os sentiréis los más miserables. Os harán sentir únicos, para luego haceros ver que no, que sois cualquiera, nada especiales. Dejad de frustraros, porque estaréis disfrutando, lo creeréis todo perfecto y llegará el mínimo detalle que os haga derribar ese castillo de naipes. Y daos cuenta, no os... no le importas. Porque no hay tuyo, ni mío, ni suyo ni nuestro, porque creerás especial el momento, pero no será tuyo, porque se empeñan en reproducirlo, en prostituirlo. Y cada vez que os sintáis únicos, id sacando este texto, encended el ordenador y cargad este enlace, porque seguramente necesitaréis mis últimos versos. Siento desvelaros todo y a la vez os miento, porque es inútil. Al menos sabed la verdad, memorizadla en estos cuatro versos. Y lo que no os cuento es que no sentís, no os sentís de ninguna manera, ni vuestros sentimientos son vuestros. Ni siquiera yo los tengo. No, nada, no hay nada propio, nada que os haga únicos, especiales y por eso os sentís perdidos... y vuestros sentimientos, no son más que lo que los demás os hacen sentir, lo siento, pero es tan triste que vuestro corazón esté en manos de ellos. Y es imposible hacer un llamamiento a la originalidad, porque no la hay, no existe la personalidad. Daos cuenta, cuando volváis a caer, leed, releed estos versos, recitadlos y si llegáis a entenderlos, al menos sabréis qué sois, al menos sabréis quién os ha hecho.
Una pieza, un engranaje,
 un tornillo, un pistón,
 dejad de engañaros, obreros, humanos,
esa es nuestra función.

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