Tengo un superpoder: soy idiota, idiota a más no poder.
Veo gente reír, llorar y morir, morir de no comer.
Mientras yo, en mi salón, finjo no quererlo ver.
Pero no me importa, cuando lo veo, no dejo de beber,
ni de comer, ni siquiera de reír y no por ello lloraré.
Lo tengo asumido, mis ojos lo ven claro, transparente,
Pero hay algo que ni si inmuta, esa es mi mente.
¿Es ella a las desgracias ajenas indiferente?
Posiblemente, está inmunizada y es consciente.
Suena en su fondo, un grito sordo e impaciente,
parece querer salir pero le falta ser valiente.
Grito sordo que reclama clemencia, sentido común,
Sentido que es el menos común de todos ellos…
Dicen que siendo ciego agudizas el oído,
el tacto, el olfato y el sabor de lo comido…
Pero ¿y la manera de agudizar lo sentido?
¿Y la forma de concienciarse con lo percibido?
Paseo por la calle, delante de un indigente,
está tirado, ropas sucias y rotas y, lo ignora toda la gente.
Pasamos de largo, ¿acaso forma parte del mobiliario urbano?
¿Cómo se siente al ser en un mundo de gigantes un enano?
Da igual, pasamos de largo, lo ignoramos, no nos importa.
Tengo un superpoder, soy idiota. Soy idiota y se nota.
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