Al contrario que a la mayoría de las personas a las que conocía a él le encantaba la lluvia. No tenía un motivo claro. Había pensado sobre ello cientos y cientos de veces pero no encontraba lógica alguna. La cuestión es que cuando llovía, era feliz. Sabía que no podría salir o, al menos, resultaría un engorro ir con el paraguas de un lado para otro. Además se mojaría las zapatillas y seguramente los bajos de los pantalones y, al llegar a casa tendría que cambiarse rápidamente, no sin antes correr hacia la pila o la bañera para evitar que el agua que goteaba del paraguas mojara toda la casa. Otra cosa que odiaba era que, junto con la lluvia hiciera viento, la verdad, para él, el paraguas era incontrolable.
Pero, aun con todas las pegas, le encantaba la lluvia. Quizás sería por el olor que entraba por la ventana, olor refrescante y, más todavía cuando se encontraba en algún lugar en plena naturaleza. O tal vez podía ser por la sensación de estar en casa, recogido, junto al sofá o la chimenea, jugando a juegos de mesa o videojuegos, viendo una película mientras comía palomitas arropado por una manta, hablando tranquilamente con alguien por teléfono o, simplemente, viendo caer la lluvia a través de la luz de una farola en plena noche. También le encantaba la típica situación de ir paseando por la calle con los amigos y que comenzara a llover, cosa que les obligaría a buscar un portal o algún lugar donde esperar a que amainara un poco todo (aunque si por él fuera seguiría andando bajo la lluvia, e incluso es posible que comenzara a cantar sin importarle para nada mojarse…). Sencillamente, le encantaban todas esas emociones y situaciones. El olor, la sensación, el ruido de una tormenta de fondo… Era perfecto.
Nunca sabremos el motivo pero, tal vez lo encontremos en las pocas veces que se daban aquellas situaciones, en lo poco frecuentes que eran las lluvias allí donde vivía… Quizás sea en esa extrañeza, en esa rareza donde se hallaba la clave de la cuestión. Y es que, lo particular, lo raro, se convierte en algo especial y único, fuera de lo normal y, como todos los seres humanos (y como tipo raro que era), le encantaba lo raro, lo especial, lo único.
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