En el móvil (¿Todavía no lo adivináis? Exacto, la parte 9)

-¿Sí…?

-No…

-¡Jaja! ¿Qué tal? ¿Ya se te ha ocurrido algo que hacer?

-Sí.

-…

-…

-¿Y bien?

-¡Ah, sí! A ver… el otro día te pedí que fueras espontáneo y fuimos a ver las estrellas y acabamos hablando de todo menos de las estrellas…

-Sí, yo estaba, me acuerdo…

-¡Jaja! Sólo sé que al final me pediste que te llamara yo a ti con un plan… es lógico, me toca… El caso es que le he estado dando vueltas, y vueltas…

-No me digas más, te has mareado…

-¡Jaja! También, pero al final, tras mucho pensar y pensar se me ha ocurrido algo… diferente.

-¿Diferente cómo? ¿Diferente a lo “raptemos un perrito a una familia rica y pidamos un rescate” o diferente a lo “vayamos al cine pero por la mañana”?

-¡Jaja! Pues te lo creas o no hay más relación con tu primer ejemplo… así que ya puedes ir preparando el pasamontañas…

-¡Jaja! Es verdad, así no nos reconocerá el perro…

-¡Jaja! Bueno, pues el caso es que estuve pensando y pensando y me di cuenta que al ir a ver las estrellas había hecho algo que podía hacer cualquier día pero que no hacía desde pequeña…

-Sí… Es que es verdad, se nos olvidan cosas que de pequeños nos sorprendieron y cuando crecemos, como es algo que ya hicimos en su momento, lo damos por superado pero…

-Pero no por ello dejan de ser cosas divertidas, bonitas…

-¡Exacto! Es increíble que puedas acabar las frases tal y cómo yo las acabaría, yo nunca sería capaz.

-Es más fácil de lo que parece, con ir siguiendo un poco la conversación y fijarme en…

-Patata.

-¡Jaja! Vale, tienes razón, parece que acabar una frase te cuesta más de lo que pensaba… Bueno, ¿por dónde íbamos?

-Estrellas, secuestrar perrito, más estrellas, cosas que hacíamos de pequeños, al crecer se nos olvidan, patata…

-¡Bien, ya me acuerdo!

-Entonces, ¿el plan es?