miércoles, 30 de mayo de 2012

La leyenda del arrecife del Pez león (Capítulo II)

–¿ Por qué no puedes, Elaia?-insistió Ander. Elaia sabía que tarde o temprano tendría que contestar y a pesar de que ni siquiera ella misma sabía exactamente lo que le ocurría, últimamente había estado pensando y había sacado algunas ideas en claro.

-Pues por el simple hecho de que creo que esto se acaba.-Contestó seria y con un hilo de voz.

-¿Como que se acaba? ¿El qué?

-Estos veranos, estos días cada año en los que venimos y paramos el mundo por un momento.

-¿Por qué?

-Pues porque un año es mucho tiempo…pasan muchas cosas, muchas personas…

-Sí ¿y qué? En unos días también pasan muchas cosas. Somos amigos desde hace mucho y los días que pasamos juntos disfrutamos un montón…Al menos yo me lo paso bien…

-¿Y si bien no es suficiente?-dijo Elaia con la mirada perdida en los ojos de Ander. Ander nunca se había planteado que bien no fuera suficiente. Él veía en Elaia una gran amiga, casi una hermana. Aunque por otro lado era cierto que nunca había mantenido ninguna relación que traspasara la frontera de la amistad y, su relación de amistad más fuerte era con Elaia a pesar de que se veían solo unos días al año. Ander cogió de la mano a Elaia y le dio un tirón hacia atrás y empezó a correr hacia la orilla.

-¡El último en llegar se come tres hormigas!-Elaia, desconcertada sonrió y empezó a correr. Consiguió alcanzar a Ander y llegaron a la vez a la orilla, jadeando.

-Bueno, ¿nos comemos cada uno tres hormigas, tú una y media y yo una y media….?

-¿Y por qué simplemente no nos comemos ninguna?-dijo Elaia sonriendo.

-Tampoco es mala opción. ¡Qué pena! Con la ilusión que me hacía probar hormigas…-bromeó Ander. Elaia sonrió ya recuperada de la carrera.

-Perdona.-dijo Ander.-Perdona por preguntar…-Elaia simplemente se limitó a contestarle con una sonrisa y empezar a caminar con la resaca de las olas mojando sus pies. Ander la siguió.

-¿Crees que será verdad lo que dicen sobre el arrecife?-preguntó Elaia.-Ya sabes, lo del pez león, la Luna y todo ese rollo…

La leyenda del arrecife del pez león… Era algo sobre lo que todo el pueblo había oído hablar en algún momento. El arrecife se veía la mayoría de los días al descubierto, asomaba sobre las aguas. Incluso por la noche, cuando la marea subía, no llegaba a ser cubierto por completo. Sólo había una ocasión en la que el agua cubría por completo aquellas rocas y, era en los días de Luna llena. Pero eso no era lo único peculiar, no. Se decía que, cuando eso ocurría, allí acudía un pez león. Era un suceso realmente extraño porque no era típico de esas aguas y jamás en la vida se había registrado ningún dato referente a esa especie por las cercanías, ni siquiera en los acuarios más cercanos. Pero como no, ahí tampoco acaba la historia. El pez león, un pez que es venenoso, según la leyenda, tenía la capacidad de unir a dos personas de por vida pero si, y solo sí, estaban hechas la una para la otra. Tan solo debían estar allí, en el arrecife, un día de Luna llena, cogidas de las manos y, si el pez león les rodeaba y rozaba con su veneno, esas personas estarían destinadas a vivir siempre juntas. Era una historia cuanto menos rara pero, es algo habitual en todas las leyendas.

-No digas tonterías… Como historia me parece bonita, pero de ahí a que sea cierto-dijo Ander con un tono algo burlón.

-¿Volvemos a casa?-preguntó Elaia dándose cuenta de que esa día algo había cambiado. Nunca habían hablado sobre ellos, sobre amistad…simplemente se limitaban a pasárselo bien pero, ante la amenaza de que ese placer que suponía verse durante unos días cada año, podía estar cerca de su fin debido a que estaban creciendo y, con el paso de los años cada uno seguía su vida en sus respectivos hogares, ante esa amenaza, se habían visto obligados a hablar del tema.

-Pues sí estaría bien porque no llevo luz en la bici y esta luz rosa del atardecer no nos iluminará mucho más…-dijo Ander con su habitual sonrisa.-Espero que mi madre haya preparado hormigas para cenar.

-¡Jaja!-Elaia no pudo contenerse y ladeó la cabeza mientras se subía a la bici y pensaba en lo idiota que era Ander y cómo recordaría esos momentos durante el resto del año, mientras mantenía la esperanza de que, al año siguiente, Ander todavía veraneara junto a ella. Afortunadamente, todavía quedaba mucho verano.

3 comentarios:

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  2. He de reconocer que me dio una pena tremenda que acabases con la serie anterior. Llegué a engancharme y llegué a visitar la página en más de una ocasión al día para ver si habías actualizado. Me gusta la manera que tienes de atacar los tópicos desde éstos.

    Sigue así Cristian. Estaré esperando a que actualices.

    Un cordial saludo.

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  3. Gracias!!! De verdad, me gusta que guste lo que escribo, mi intención simplemente es contar historias que podrían pasar... la verdad es que disfruté haciendo esa historia y ahora pues bueno, cuesta volver a encontrar un punto en el que se escriba de manera cómoda pero bueno, lo bueno de internet es que puedes escribir mucho y de ese mucho saldrán muchas cosas malillas y muy pocas medianamente decentes que es lo que me suele ocurrir...xD
    Habrá algunas novedades en lo que respecta a la serie de "En el ascensor", la historia está acabada de momento, pero no quiero que quede sólo sobre el papel, ya te contaré...
    Por cierto, seguid así con http://elsumidero.com/ !!!
    Otro saludo y gracias por leer y comentar!!!

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Gracias por comentar!!! Cuantas más opiniones lea mejor visión del mundo tendré (o al menos eso intentaré).