lunes, 29 de mayo de 2017

Incompatibles

Se ríen. Se ríen, pero estoy convencido de que para ellos no es nada. No, no digo que no sepan que yo también les veo, que estoy ahí y que el desfase es mínimo, no. Sé que eso lo saben, pero no se lo acaban de creer, es demasiado para ellos y se nota. Nos movemos a la vez e intentan aparentar que todo está bien, que es normal, asumen que es algo a la orden del día y que deben aceptarlo sin más, como tantas cosas han tenido que aceptar a lo largo de su vida. Una vida mucho más difícil sin duda y en la que el menor de sus problemas era aparentar normalidad. En realidad sí que tenían que hacerlo, tenían que aparentar ser lo que no eran de cara a los demás, estar callados, obedecer y no tener ideas fuera de casa o, al menos, que los demás no supieran que eran capaces de pensar. Y eso también lo noto, guardan mucho y les cortaron un gran potencial... No puedo ni siquiera imaginarme todo lo que podrían haber hecho sin represión, si ahora ya son personas admirables, ¿a dónde podrían haber llegado? Quizás la coerción es responsable de cómo son, quizás eso me hace verles tan buenos. Pero ahora, ahora se nota que no están preparados. Imposible una llamada de Skype con tus abuelos. Intentan normalizar la situación, pero la conversación es tan... no es real. No se puede hablar con tus abuelos por Skype sin sentir que es una gran mentira. Aunque por otra parte... te alegras, te alegras de verlos y de que te vean, pero... Es echar más de menos, la verdad. El Skype no es para hablar con los yayos.

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